El Aniversario N° 37 de la victoria de Raúl Alfonsín en las elecciones de 1983 nos llama a recordar aquel inolvidable triunfo y los grandes logros en materia de consolidación de derechos democráticos que fueron consecuencia de aquel gobierno, pero también nos debe convocar a la reflexión para observar cómo fue el proceso de construcción de poder que permitió que aquél dirigente de Chascomús, se convirtiera en el primer Radical en ganarle una elección presidencial al Peronismo. De igual modo, es necesario observar los hitos de su gobierno con una perspectiva de orgullo y recuerdo, pero también como valores necesarios de actualizar al día de hoy, y de ponderarlos de cara a la construcción de la Argentina que queremos y necesitamos.
Respecto a lo primero, debemos realzar que la candidatura de Alfonsín fue efectivamente una novedad en nuestro partido, y que fue fruto de una construcción a lo largo y a lo ancho del país vinculada no solo a la movilización popular y a la férrea defensa de los valores democráticos, sino también a la capacidad y la valentía que aquel dirigente tuvo para transmitir sus ideas e intentar convencer a sus correligionarios de ellas, aún cuando pudieran sonar como coyunturalmente minoritarias o “contraculturales”.
Esa capacidad de promover y construir aún de manera contraria al pretendido “sentido común” de quienes se auto adjudicaban ser “la mayoría” fue la que hizo, por ejemplo, que mientras la mayoría de la dirigencia política de la Argentina acompañaba la guerra de Malvinas y muchos viajaban a acompañar la pretendida “epopeya” de la Dictadura Militar, Raúl Alfonsín decidiera no viajar y diferenciarse y no acompañar la locura con la cuál el gobierno de facto pretendía salvarse frente a su inevitable final.
La capacidad de convencer, de proponer agenda y de transmitir esa profunda vocación humanista logró esa hasta entonces impensada victoria, y abrió el camino a aquel gobierno que hoy recordamos con orgullo.
La victoria de Raúl Alfonsín implicó entonces la vuelta de la Democracia, pero también la propuesta de una agenda necesariamente innovadora, de cara a la reconstrucción de un país devastado respecto a su legalidad, pero también en su economía y su cultura.
Imposible es no mencionar, como punto fundamental e inicial, pero también como ejemplo nacional, regional y universal, el Juicio a las Juntas Militares, el cuál a través de la consolidación de la justicia, la memoria y la verdad permitió sentar las bases del futuro de nuestro país.
En materia de derechos civiles fue un gobierno de expansión de derechos, con las leyes de Divorcio y de Patria Potestad Compartida y la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos y del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, entre otros.
En materia social creó el Plan Alimentario Nacional para intentar solucionar la urgencia, pero siguiendo las mejores tradiciones de nuestro partido centralizó sus preocupaciones en la mejora de las herramientas educativas, a través del Congreso Pedagógico Nacional.
Tuvo la valentía de enfrentar el poder sindical del peronismo vernáculo, proponiendo la democratización de los sindicatos en la iniciativa conocida como “Ley Mucci”, fomentó -frente a la presión militar- la paz con Chile y comenzó el camino de consolidación de la unidad latinoamericana sentando las bases del MERCOSUR.
También Alfonsín fue el Presidente que comprendió la necesidad de modernizar el Estado y de discutir la forma y el modo de prestación de los Servicios Públicos con una propuesta moderna que fue impedida por el Peronismo, que luego terminó por privatizar de manera desordenada y vergonzosa.
ALFONSÍN no fue solo un presidente de los radicales, fue un presidente de todos los argentinos. Fue un presidente de la Democracia, al servicio de la igualdad y de la libertad.
Debemos recordar sus hechos de gobierno y su espíritu de innovación y valentía para continuar hoy, 37 años después, dando – de cara a la sociedad- los debates que nuestro país necesita para poder avanzar en un sendero de trabajo, educación y producción que permita consolidar una democracia moderna e inclusiva.